sábado, 15 de octubre de 2011

CAPITULO 1

 CAPÍTULO 1: La fiesta
                                                                                 
    Esa noche era de esperar que cualquier chica estuviese eufórica y feliz de estar en el baile de bienvenida, ¿no es así? Música, chicos, vestidos…. Una noche ideal para cualquier adolescente o, bueno, para casi todas ellas, ya que Amanda y Elisa no parecían estar disfrutando mucho… Las dos amigas buscaban con la mirada cualquier salida al suplicio de aquella fiesta con avidez. De repente Amanda alzó la vista, sobresaltada por algo imperceptible para el resto de los invitados,  y con la mirada algo apesadumbrada miró a su amiga. En el momento en el que cruzaron sus miradas Elisa se levantó de golpe:
     -ya no aguanto más-anuncio con voz firme, dirigiéndose a su compañera- vámonos de aquí –la cogió del brazo y, arrastrándola hacia la salida le preguntó- ¿qué ha pasado ahí dentro?                                      
Amanda la miró a los ojos, y en un susurro le dijo:                                                
    -se más discreta, ¿quieres? Que piensen que estamos locas ya no tiene remedio, pero no les demos razones para que lo digan en voz alta…                                                                                                           Elisa, ignorando el comentario le volvió a preguntar, ya un poco más alejadas de la fiesta, a ella no le importaba, pero su amiga nunca se había llegado a adaptar a los pensamientos de la gente y prefería los sitios aislados para hablar. -¿qué ha ocurrido en la fiesta? Parecía que hubieses visto un fantasma...                                                          
Amanda forzó una sonrisa, quitándole importancia.                                 
    -nada, lo típico, no me gusta cómo piensa la gente…                             
    La otra joven suspiró, llevaban ya más de tres años escuchando los pensamientos de algunas personas y su amiga, aparte de no haber conseguido adaptarse a ello, afirmaba oír horribles pensamientos de personas a su alrededor, cosa que a ella no le ocurría. Con el tiempo descubrieron que no solo les unían las amistades, ciertos senti-mientos eran capaces de filtrarse en la mente de la otra con cierto esfuerzo. Tristezas, alegrías, nervios…. Se perdían entre ellas creando una complicidad única que les había llevado siempre a más de una confusión… poco a poco Elisa se acerco a su compañera, tan peculiar o más que ella misma, cerró los ojos y la abrazó con fuerza, consolándola y, compartiendo con ella, aunque fuese por unos segundos, su temor a la locura propia.